
Antes de empezar el día, le pedimos a Dios que dirija nuestros pensamientos pidiendo especialmente que esté libre de auto conmiseración y de motivos falsos y egoístas.
Esta oración cuando la digo sinceramente me enseña a ser verdaderamente generoso y humilde. Porque aun al hacer buenas acciones a menudo buscaba aprobación y gloria para mi persona.
Si examino mis motivos en todo momento, todo lo que yo hago puedo ser servicial a Dios y a otros ayudándolos hacer lo que ellos desean hacer. Muchas preocupaciones innecesarias son eliminadas cuando dejo a Dios a cargo de mis pensamientos y creo que El me guía durante el transcurso del día. Cuando elimino los sentimientos de auto conmiseración de deshonestidad y de egocentrismo, tan pronto como entran en mi mente encuentro paz con Dios, con mis semejantes y conmigo mismo. B.Wilson